

Comienza un nuevo día, otra jornada que afrontar. Buenas intenciones, buenas espectativas.... buen día.
Ya duchadito, y bien arregladito me dispongo a darme el primer banquete del día: un aromático café recién hecho, humeante y dulzón; un delicioso y refrescante vaso de vitamina C y para rematar la faena una espectacular tostada de pan de pueblo, doradita, crujiente, en su punto....El estómago me hace ya ruidito celebrando lo que le espera. Tomo el cuchillo para untar en una mano y con la otra cogo mi hermosa tostada, empiezo a embadurnarla de una rica y sabrosa manteca de lomo !cómo huele esto!
Cuando ya tengo mi tostada toda untada, remuevo el café, y me dispongo a darleel primer bocado y.....! horror ! la tostada se me cae de las manos ,no sé como ha pasado, ha sido todo demasiado rápido. Pero en ese corto intervalo de tiempo que va de mi mano al suelo, me da tiempo de pensar que a lo mejor tengo suerte y la tostada cae hacia arriba (es un posibilidad).
Pues NO, no he tenido suerte, la tostada cae completamente boca abajo.Adios mi deseado desayuno.Me bebo el zumo de un tirón y me levanto de la mesa maldiciendo mi suerte.
Si algo puede salir mal habrá muchas posibilidades de que suceda así